En la rama de un árbol,
bien ufano y contento,
con un queso en el pico
estaba un señor cuervo.
Del olor atraído,
un zorro muy maestro
le dijo estas palabras
a poco más o menos:
"¡Tenqa usted buenos dias,
señor cuervo, mi dueño!
¡Vaya, que estáis donoso,
mono, lindo en extremo!
Yo no gasto lisonjas,
y digo lo que siento:
que si a tu bella traza
corresponde el gorjeo,
juro a la diosa Ceres,
siendo testigo el cielo,
que tú serás el fénix
de sus vastos imperios."
Al oir un discurso
tan dulce y halagüeño.
de vanidad llevado,
quiso cantar el cuervo.
Abrió su negro pico.
dejó caer el queso.
El muy astuto zorro,
después de haberlo preso,
le dijo "¡Señor bobo,
pues sin otro alimento
quedáis con alabanzas
tan hinchado y repleto,
digerid las lisonjas
mientras digiero el queso!"
Quien oye aduladores,
nunca espere otro premio.
sábado, 2 de febrero de 2013
El cuervo y el zorro
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